sábado, 4 de octubre de 2008

La maldición de la 9ª sinfonía


El número "9" parece tener un sabor agridulce en el mundo de la música clásica. Por un lado, muchas "novenas sinfonías" han pasado a la Historia como auténticos monumentos musicales. Sirvan de ejemplo: la sinfonía "Grande" de Schubert, la inacabada novena de Bruckner, la famosísima sinfonía "del Nuevo Mundo" de Dvorak, la terrible novena sinfonía de Mahler y, por supuesto, la "Coral" de Beethoven.

Pero por otro lado, es también el germen de una maldición que atenazó a más de un compositor en vida, consistente en que, desde Beethoven, ningún compositor consiguió componer más de nueve sinfonías sin que la muerte se cruzase en su camino.

Se dice que fue Mahler el primero en creer en esta maldición. Este compositor y director de orquesta, resultó ser una persona bastante supersticiosa, hasta tal extremo que, viendo que Beethoven, Schubert, Bruckner y Dvorak habían muerto en estas circunstancias, él decidió que lo que sería su novena pasaría a llamarse "La Canción de la Tierra", creyendo que así engañaría al destino, pasando lo que sería su décima sinfonía a ser "sólo" la novena.

Sin embargo, esta leyenda no es correcta. Parece que fue su esposa, Alma, la responsable de esta superstición, que además no tenía fundamento. Veamos por qué.

Antes de Mahler, Beethoven fue en realidad el único que compuso nueve sinfonías (y algunos esbozos de una Décima). Los compositores que precedieron a Beethoven escribían sinfonías como churros, muchas de ellas por encargo y de estructura más simple y breve. Ahí tenemos a Mozart, con 41 sinfonías, y a Haydn, con 104. No en vano se le conoce como el "Padre de la Sinfonía", que no su creador.

Con Beethoven y el asentamiento del espíritu independiente de los compositores, las cosas cambiaron. Schubert también compuso 9 sinfonías, pero Mahler sólo tenía conocimiento de la existencia (por catálogo) de 7. Algo similar pasó con Dvorak, ya que por aquellas fechas él consideraba perdida la partitura de una de sus primeras sinfonías, que más tarde reaparecería.

El caso de su admirado Bruckner es más complicado. Su última sinfonía es la inconclusa Novena, dedicada a Dios. Pero en realidad Bruckner tiene 11 sinfonías, ya que las dos primeras las rechazó por considerarlas "obras de estudio", como si el compositor aún no se sintiese seguro de la calidad de estas obras, característica que le dio más adelante bastantes problemas. Pero eso es otra historia.

Después de Mahler hubo otros compositores que "sufrieron" dicha maldición, ya asentada en esos tiempos. Fueron compositores de menor renombre que los citados hasta ahora. Algunos, como Alekxandr Glazunov, cayeron en la maldición sólo porque, en su caso, dejó inacabada su Novena 26 años antes de morir. Otros, como Alfred Schnittke, son un caso similar al de Bruckner (tiene una "sinfonía nº 0").

Otros compositores menos conocidos sí que cayeron en la maldición, pero sería Shostakovich el que la rompería definitivamente componiendo 15 sinfonías. Como curiosidad, decir que Shostakovich también creía en la maldición y, cuando se esperaba de él una gran Novena Sinfonía al estilo de las de Beethoven o Mahler, compuso adrede una obra de menor calidad y envergadura, casi una parodia irónica. Se dice incluso que Stalin quedó visiblemente ofendido cuando la escuchó, ya que esperaba un final apoteósico con coros que no llegó.

Así que ya véis. Los que creen en la pseudociencia de la numerología ya pueden ir olvidándose de esta superstición porque no tiene ningún fundamento. Sólo el miedo a la muerte.

No hay comentarios: